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La equinácea y el propóleo son cada vez más conocidos por sus capacidades estimulantes de nuestro sistema inmunológico. Ya se habla de ellos como antibióticos naturales, y ya son muchos los que los utilizan para prevenir contra la gripe o resfriados, uno de sus usos tradicionales más comunes.

¿Qué aporta la equinácea a nuestro sistema inmune?

La equinácea, en sus tres variedades más extendidas, es ya perfectamente conocida como un remedio antibacteriano fantástico, y son cada vez más los que confían en sus propiedades medicinales. Entre sus usos más habituales destacan el combatir infecciones respiratorias, urinarias, herpes, migrañas o mareos. La equinácea es rica en vitaminas B y C, así como en betacarotenos y minerales como el hierro, el calcio, el magnesio o el sodio. De hecho, es muy habitual encontrar que muchos otros productos de herbolario incorporan en su composición trazas de equinácea. Nos van quedando claras sus propiedades más obvias, y su uso parece una gran opción para evitar los clásicos resfriados veraniegos, ocasionados por los cambios de temperatura o los aires acondicionados demasiado fuertes. Entonces, ¿cuáles son las propiedades más destacadas de la equinácea?

  • Son un estimulante de las defensas de nuestro organismo.
  • Tiene propiedades antivíricas, pudiendo inhibir ciertos tipos de virus, en parte debido a que fomenta la síntesis de interferón.
  • No resulta agresiva para el estómago.
  • Puede tomarse de diversas maneras, mediante gotas, cápsulas, spray o en forma de infusión.
  • Debido a sus cualidades antibacterianas, aplicándose de manera cutánea puede tratar infecciones de la piel o ayudar a curar heridas.
  • Mejora la producción de fibroblastos, células de la piel.

¿Qué es el propóleo?

El propóleo es una sustancia natural producida por las abejas como complemento para sus colmenas. Desde la antigüedad se ha utilizado para curar heridas y tratar infecciones, debido a sus propiedades antisépticas. Estas propiedades son conferidas por la abundancia de potentes antioxidantes en el propóleo, que favorecen la activación de defensas en nuestro organismo. De entre sus funciones recomendadas más relevantes destacan la ayuda a la curación de herpes, así como la mejora de la cicatrización después de una cirugía oral, disminuyendo dolor e inflamación.

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